Letra con Filo
HONDURAS Y EL MIEDO A LA DEMOCRACIA
Miguel Ángel Sandoval
La situación hondureña cada día se hunde más en las honduras políticas. El evento electoral fue sin violencia, pero no por decisión de los militares y golpistas hondureños, sino debido a una madura apuesta de la resistencia de ese hermano país. En efecto, la resistencia apostó a la vía política, al derrocamiento de los golpistas sin uso de la fuerza, y sobre todo, a la derrota de las urnas sin asistir a ellas, y sin contar con partidos políticos en primera instancia, y si con una amplia fuerza social, articulada, con sus limitaciones, pero con un proyecto político de largo alcance.
Ese proyecto tiene que ver con la democracia participativa, con las gentes ejerciendo sus derechos y movilizada. Es lo que hemos visto en los días posteriores el golpe y las elecciones. Las diputadas de la oposición han desenmascarado al congreso, conocido como la chanchera, con perdón de los puercos. Y la movilización continúa, de la misma manera que la conciencia que el fraude fue de naturaleza escandalosa.
La victoria de la resistencia es de magnitud insospechada y sobre todo, es algo que con los días crece. Las cifras oficiales no sirven de mucho para analizar el fenómeno ocurrido el 29 de noviembre. Esas cifras solo nos permiten intuir la magnitud del fraude y la desvergüenza del coro de golpistas del continente. En pocas palabras hubo fraude, hubo ilegalidades por parte de los golpistas y sus aliados externos. En Guatemala los medios hicieron todo lo posible por validar el fraude, pero como los hechos son testarudos, ahora sabemos en parte la realidad de los hechos.
El día siguiente del fraude vimos caravanas de hondureñas y hondureños desfilar con el dedo limpio, como una muestra de que no participaron en la farsa, ni para anular el voto pues eso podía dar idea de mucha asistencia. Y supimos que la gente declaró estado de sitio popular contra el golpe, con la consigna de permanecer y todo el día del domingo 29, de 6 de la mañana a 6 de la tarde en sus casas, para hacer más vergonzosa la derrota del estado hondureño y los golpistas. Pero además, poco a poco, aparecen las incongruencias de los golpistas que todavía no tienen datos firmes y sólidos de los “resultados” del domingo 29 de noviembre.
Los estados unidos, convertido en el principal elector en la fiesta cívica hondureña, dicen ahora: yo no fui, fue teté. Y se lamentan de que no se haya reinstalado a Mel Zelaya en la presidencia, y bla, bla, bla. Pero lo cierto del caso es que los países democráticos de la región no reconocen al mentado Porfirio Lobo que nunca tuvo piel de oveja, pues supimos desde siempre que se trataba de un hijo de la oligarquía y los golpistas.
Brasil, Venezuela, Ecuador, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Argentina, Uruguay, la Comunidad Europea y muchos países más, no reconocen el resultado de la farsa electoral hondureña. Hay pues un pulso político regional, y sobre todo, lecciones para todos que debemos tomar en cuenta. Todo parecería indicar que hay una embestida imperialista o si se prefiere, antidemocrática en la región. Y asistimos a una situación en donde prevalece el miedo a la democracia como lo he escrito desde hace un par de años. El tiempo le dará, sin duda ninguna, la razón a la resistencia hondureña.