domingo, 24 de enero de 2010

¿DESENLACE EN HONDURAS?

¿DESENLACE EN HONDURAS?

Miguel Ángel Sandoval

Como previsto, una vez consumadas las elecciones en Honduras, y electo el nuevo presidente de ese país, se iba generar una ola de alivio por todas las capitales del continente y por todos los grupos empresariales y políticos, de la prensa y derecha de siempre. Y por supuesto, el golpe de estado contra Mel Zelaya se tenía que enterrar, se tenía que ocultar, olvidar con tantos atropellos, para así dar inicio a una nueva fase de las democracias en el continente.

El proceso, con sus dificultades esta llegando a termino. Hay presidente, existe la idea de darle el apoyo porque todas las transiciones han ido de la guerra o los golpes de estado a la democracia y finalmente el de Honduras no fue tan cruento, etc. Por ello no se puede juzgar a priori a las nuevas autoridades hondureñas que han recorrido este proceso, por lo demás común a todo el continente con alguna excepción.

Aunque en todo este raciocinio, no hay mucho espacio para preguntarse que pasa con la resistencia hondureña y por supuesto cual es la situación de Mel Zelaya, y cual es el estado de los compromisos que el presidente depuesto estableció con sus homólogos del ALBA. Queda asimismo pendiente la pregunta dirigida a todo mundo por igual, en el sentido de cuales son las posibilidades de los gobiernos democráticos para impedir en lo sucesivo estas agresiones a la construcción de procesos independiente en cualquier país.

Ya el presidente dominicano se adelanta a los análisis sobre este tema. Al negociar un salvoconducto con Lobo y por supuesto con Zelaya, hace una contribución para resolver un asunto engorroso, pero por supuesto no el principal del escenario hondureño. Que a Mel Zelaya había que proporcionarle una salida, ni duda queda, pero la principal de todas le esta vedada y es la de mantenerse en Honduras y trabajar con la resistencia nacional o con cualquier proceso político, de acuerdo con su libre elección. Eso queda vedado con el acuerdo alcanzado. Queda la impresión que la diferencia es que ahora su salida de Honduras es negociada no a la fuerza como al momento del golpe de estado.

El tema de fondo son los planteamientos de la resistencia hondureña que en estos días parece que se ha olvidado. Queda la sensación que la resistencia desaparece con el cambio de un gobierno de facto a uno electo. Lo que no se dice es que el nuevo gobierno electo lo es por medio de unas elecciones cuestionadas, ilegitimas, aunque formalmente legales.

El planteamiento de la resistencia hondureña es desde hace meses el de llamar a una reforma constitucional ante el agotamiento del modelo político de honduras. Y parecería que esto tiene razón de sobra para implementarse. Es lo que no podemos permitir que sea ocultado. La elección de Lobo y la precaria “normalidad” alcanzada con las elecciones, no resuelve esta que es la demanda de fondo de los demócratas hondureños. La crisis hondureña, no termina con la salida de Zelaya, pues falta que salga la resistencia nacional y ello no parece viable. Dicho en otros términos, Zelaya puede ser parte de la resistencia pero no sustituye a la resistencia. Ese es el fondo del problema.

martes, 19 de enero de 2010

¿NOS MORIMOS O NO? ESA ES LA CUESTION.

¿NOS MORIMOS O NO? ESA ES LA CUESTION.

Miguel Ángel Sandoval

Como previsto, las declaraciones de Castresana afirmando que en país esta en riesgo de muerte, no han dejado a nadie sin opinar, y sobre todo, para decir que no hay que ser, que el comisionado exageró, y cosas por el estilo. Bien mirada la idea que plantea el comisionado de la CICIG, pues resulta que no es real en sentido literal, pues ello equivaldría a la muerte de unos 12 millones o algo más. Y la verdad que no estamos en ese trance. Es cierto que nos morimos pero de a poquito, gota a gota. Es como decía el poeta Manuel José Arce hace algunos años, total no pasa nada, me desangro. Nada más.

Pero el punto es que lo que advierte el comisionado es el serio peligro, riesgo, de que el país se nos caiga en pedazos de las manos; que se convierta de verdad en un país ingobernable, y que no tenga futuro, alternativas. A eso se refiere el comisionado español. No a la muerte física de todos nosotros. Pero si a la muerte de las instituciones del país y las ideas de gobernabilidad, de consensos, de vida en colectividad, en comunidad. Es eso lo que estamos perdiendo a ojos vista.

Que el comisionado de la CICIG lo diga solo le adjudica a esa declaración mas resonancia, pero eso ya lo sabíamos. Basta ver el deterioro del medio ambiente o mejor dicho la muerte de lagos, ríos, fuentes de agua, etcétera. La muerte de nuestros bosques, de las especies animales y vegetales. La contaminación del aire que lo hace irrespirable, Y en lo social, los asesinatos de mujeres, niños, gente de cualquier posición social, religión, preferencia asexual, y el resto de sectores.

Es por todo esto que no se puede dejar de tomar muy en serio la afirmación de Castresana en cuanto a que como país estamos agonizando. Infelizmente tiene razón, y lo que nos corresponde es dar un golpe de timón a nuestro camino. Es lo que nos toca hacer... Nada nos sacamos con la autocomplacencia.

viernes, 15 de enero de 2010

ROSEMBERG Y LA CUESTION FISCAL

Letra con Filo

ROSEMBERG Y LA CUESTION FISCAL

Miguel Ángel Sandoval


El desenlace del affaire Rosemberg con su cuota de sorpresa abrió otro periodo de discusión en el tema de seguridad. De acuerdo con el informe presentado por el comisionado Castresana, para la solución de la primera parte del caso fue necesario la participación de 300 investigadores o personal de apoyo. En pocas palabras, algo más que los efectivos que existen en el Ministerio Publico para este tipo de trabajo policial.

En otros términos, para la solución de cada uno de los casos que existen pendientes de aclarar y llevar ante los tribunales de justicia, haría falta un contingente de varios miles de investigadores y de recursos logísticos y económicos, que hoy no existen. O sea que tomando en cuenta la ola de violencia y el desbarajuste que existe hoy en la institucionalidad del país, el esfuerzo tendría que ser de primer orden, y tomar medidas dramáticas para abordar el asunto de unos 6,500 casos de crímenes sin solución que a la fecha hay en el país.

Lo que se ha dicho hasta el cansancio se pone en el centro del debate nacional de manera dramática. No tenemos fiscales ni siquiera a nivel del Salvador. No contamos con recursos financieros para abordar el esfuerzo que de manera sistemática se trata de ocultar. Es cierto que hay crímenes, pero la verdad verdadera es que los investigadores del MP están saturados de casos y aparte no cuentan con recursos técnicos ni con la mística necesaria para dar resultados.

Y precisamente este ángulo del problema es el que revelo la solución del affaire Rosemberg. Dicho de otro modo, todas las personas que se felicitan por el hallazgo, deberían entender que la capacidad operativa puesta en función por la Cicig y su comisionado, es casi imposible de poner en marcha en Guatemala por la falta de recursos financieros y por supuesto de personal.

Los investigadores de la Cicig son profesionales que desde sus países han llegado al nuestro por un periodo de tiempo definido, y sus conocimientos, se los llevan de regreso. Salvo que estemos dispuestos a invertir en la seguridad y en la capacitación policial. Pero para ello es indispensable abordar sin más demora una reforma tributaria progresiva, global, que nos permita contar con recursos frescos para la inversión en la seguridad ciudadana, pues de no hacerlo, todo se reduce a deseos irrealizables.

Se trata de optar. O se gasta en policías privadas que hacen la vida menos riesgosa y algo más segura para pocas gentes, aunque con la sensación de estar finalmente prisioneras de la inseguridad. O gastamos en campos pagados en los medios denunciando la falta de seguridad, o le invertimos a la seguridad vía lo fiscal, recursos que por supuesto, deberán ser auditados de manera real, constante, y sobre todo, sin descanso. Eso es lo que hay que poner en la agenda. Lo demás es ganas de hablar por gusto y sin salida.