sábado, 11 de septiembre de 2010

¿FIN DE EPOCA?

¿FIN DE EPOCA?

Miguel Ángel Sandoval


Las últimas declaraciones de Fidel Castro, donde reconoce que el modelo socialista de Cuba es en los tiempos actuales algo que ni a Cuba se podría exportar. No es posible pensar en esas declaraciones como algo inocente. Forman parte de algo que se veía venir, el resultado de 50 años de bloqueo, del derrumbe del campo socialista y la caída del muro de Berlín. Igualmente, el fracaso, palabras mas palabras menos, de las revoluciones en América y el mundo. Por ello es un fin de época.


Lo único complicado, es que los signos de una nueva época no aparecen por ninguna parte, o en todo caso, no los vemos con claridad. Vivimos en una búsqueda incesante, en una discusión permanente para saber si la utopía que sustituya a la época actual ya esta entre nosotros. Pero este es el debate político, teórico si se quiere, pero alejado del diario trajín de Cuba y otros países.

La emergencia de Cuba revolucionaria hay que pensarla en otra época, otro contexto, que como bien se entiende es diferente al actual. Ahora tenemos realidades con las que hay que trabajar, pero sobre todo, analizar, estudiar.


Tenemos una serie de países que transitan por otras vías y medios hacia la construcción de republicas solidarias, democráticas, independientes, lo cual es rasgo nuevo en esta época de fin de época. Pero estos países que transitan por otras formas, unos mas que otros, admiten que el socialismo es una manera natural de desembocar para los nuevos procesos y movimientos sociales.

No hay ahora un campo socialista en expansión y esta es una constatación capital. Pero hay Venezuela o Ecuador, Argentina o Brasil. Paraguay o Bolivia. Esto es, países que por sus propios procesos y medios, construyen sociedades diferentes a la cubana de los años finales del siglo pasado, pero que se ubican lejos, muy lejos, del modelo capitalista clásico. Hay en la realidad del continente, gobiernos que son la negación de las viejas dictaduras, de los procesos electorales amañados. Estamos en suma delante de nuevas democracias.


Por este tipo de realidades que no siempre se valoran con objetividad, hay a veces la tendencia a no ver el nuevo rostro del continente. Es que estamos en una época que no se caracteriza por el conflicto este-oeste, ni por la disputa norte-sur. Ahora tenemos otras coordenadas. Ahora es el desafío que nos plantean fenómenos que ya son parte de la cotidianidad como los flujos migratorios, como la degradación ambiental, el calentamiento global y un sinfin de datos mas.


En este contexto, es obvio que no hay espacio para modelos que en su época fueron determinantes para plantear una nueva manera de hacer las cosas. Pero es el pasado.