lunes, 3 de mayo de 2010

LOS MIGRANTES HABLAN…

LOS MIGRANTES HABLAN…

Las manifestaciones de los trabajadores en EEUU de este primero de mayo, nos revelan una dimensión de la migración que no había estado presente en los últimos años, o que en todo caso no habíamos querido ver. De pronto sabemos que los migrantes no son únicamente productores de remesas y caemos en la cuenta que son productores de ideas y de luchas sociales renovadas en el contexto de la globalización.

En una especie de Tsunami social, vimos este primero de mayo marchas por todas partes de ese país, exigiendo la derogación de la ley migratoria Arizona. Y más allá de esta ley abiertamente represiva, una renovada ola de lucha por los derechos sociales mas sentidos de los trabajadores migratorios en los EEUU.

Ya antes vimos expresiones de lucha más o menos exitosas y la expresión más audaz fue la impulsada por el chicano Cesar Chávez hace algunos años. Y no hace muchos, observamos protestas para obtener visas de trabajo o el famoso TPS y algunas luchas aisladas. Pero ahora vimos a las migraciones más recientes y aparentemente menos politizadas, utilizar un discurso que parecía desfasado, fuera de moda, especialmente en un país como Guatemala.

De una forma amplia, concertada, territorialmente extendida, miles de guatemaltecos, salvadoreños, argentinos, cubanos, y de muchos países más, manifestaron su rechazo indignado a una ley migratoria con ribetes fascistas. Y esta caracterización no es nada antojadiza. Fue hecha por la prensa norteamericana y por supuesto por las organizaciones de migrantes en ese país.

Contra toda idea de que EEUU es una nación construida con base en flujos migratorios y que precisamente por ello es tolerante, ahora con la crisis económica mundial nos encontramos de sopetón frente a la naturaleza íntima de esa sociedad, que no podemos olvidar, es en esencia y ante todo, la principal potencia capitalista en el mundo. Aunque sea presentada como la democracia más importante del mundo.

La globalización topó con el fenómeno de la migración, que constituye uno de los hechos más antiguos en este proceso de economía global, y no se puede olvidar que una de las principales causas de la migración es precisamente la demanda de mano de obra ante la expansión capitalista. Estamos ante una constatación de suma importancia: la democracia de los EEUU tiene en los millares de migrantes, un límite estructural. Ello porque esos trabajadores son el resultado de un modelo que los expulsó de sus países y ahora los quiere expulsar de la metrópoli.

Estamos entonces, una vez más, ante la constatación que el sistema capitalista crea sus propias contradicciones y en medio de ellas, los trabajadores y trabajadoras, impulsan sus luchas por los más elementales derechos. Dicho de otro modo, las nuevas contradicciones son apenas una expresión de la lucha histórica que separa los derechos de los trabajadores del sistema capitalista imperante. Y ello a pesar de todos los envoltorios que se le quieran dar.

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