lunes, 7 de marzo de 2011

DISOLVAMOS LA Corte de Constitucionalidad

DISOLVAMOS LA Corte de Constitucionalidad

Miguel Ángel Sandoval


Una de las criaturas de la apertura democrática es la Corte de Constitucionalidad, creada al estilo Europeo, inicio sus funciones con la constitución de 1985. También se crearon instituciones de control democrático (PDH, MP) que teóricamente, deberían velar porque ninguno de los poderes del estado violara su propio orden legal y los derechos ciudadanos.


En pocas palabras, se buscaba que estas instituciones controlaran el funcionamiento financiero, político, constitucional, en derechos humanos, y en todo lo que toca a los intereses del estado, y defenderlo de las tonterías del gobierno en turno. Pero en nuestro país que el plomo flota y el corcho se hunde, nos encontramos con el hecho de que las previsiones que se plantearon para estas instituciones se han dejado de lado.


Es una violación a la inteligencia nacional inscribir como candidato a Ríos Montt hace un par de procesos electorales, y de manera reciente, es otro insulto el fallo que deja fuera de consideración en Guatemala, los delitos de lesa humanidad por la jurisdicción internacional y nos coloca al margen del derecho internacional. Igualmente los fallos que desconocen el valor de las consultas populares que se oponen a la minería abierta, o el fallo aprobando el TLC sin leer el expediente.

La última perla de estos magistrados innombrables, fue aprobar en menos de lo que canta un gallo, un amparo a los de las cámaras del agro, industria y comercio, para pedir la represión contra el Frente Nacional de Lucha y poder luego (al día siguiente en efecto) pedir la destitucion del ministro Menocal. El amparo resuelto, fue calificado de antitecnico, antijurídico e ilegal.


Para tener un poco de respeto por las instituciones y el Estado de Derecho, creo que hace falta disolver la actual CC y construir una corte o un mecanismo parecido, que no tenga integrantes acusados de estar vinculados al narcotráfico, al tráfico de niños, que no estén en las nominas de las multinacionales, que no traicionen el mandato de sus instituciones, y que no hagan piñata con los recursos de la CC. Y sobre todo, que no funcionen como sirvientes del CACIF.


No se trata de invocar la constitución que los magistrados se pasan por el arco del triunfo, ni construir escenarios como los de Honduras, sino algo mucho más cotidiano: Hoy por hoy, los magistrados están atenazados por la corrupción, el compadrazgo, o el despilfarro de que son acusados. Hace falta por ello, crear una institución nueva, con funcionarios de respeto, no los buenos-para-nada- que ahora tenemos. Ojalá que no respondan diciendo, envueltos en la bandera nacional, que estoy atentando contra el orden constitucional.


Solo eso faltaba.


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