jueves, 4 de marzo de 2010

LOS POZOS DE LA VERGÜENZA

LOS POZOS DE LA VERGÜENZA

Miguel Ángel Sandoval


El 26 de febrero dieron inicio las exhumaciones de varios depósitos de cadáveres en el cementerio de la Verbena. Es la demostración que en nuestro país, los cementerios clandestinos y los muertos enterrados como XX, tienen en la capital del país una tarea pendiente. Hay miles de cuerpos insepultos, muchos de los cuales todavía están amarrados, con la boca sellada, y ello es un desafío para la justicia guatemalteca y para la construcción de la memoria de lo ocurrido a la sombra del conflicto armado de los 36 años.


El 26 de febrero en un acto sumamente emotivo, vimos a familiares de desaparecidos, hombres y mujeres, que demandaban, una vez mas, el reconocimiento de la justicia para con sus seres queridos. Había en el acto, personas curtidas por los años de espera y por la urgencia de encontrar justicia. Nada que sea ajeno a la vida de nuestro país, pero la presencia de organizaciones sociales, de familiares de desaparecidos y del cuerpo diplomático, nos recordó que hay mucho que contar sobre la historia silenciada por años, y por ello los medios de comunicación tienen ahora que dar cuenta de los miles de cadáveres que hay amontonados en el cementerio de la Verbena.


De una forma u otra el dedo acusador estaba en dirección a los cuerpos de seguridad del país, quienes a la fecha se niegan a reconocer los excesos y la barbarie cometidos durante los años de guerra sucia. Pero gradualmente nos acercamos a las formas de justicia que son indispensables, y para ello es importante dar a conocer el horror del pasado para que se entienda de una buena vez que la guerra del país no fue cosa únicamente del campo, de las montañas, de los campesinos, de los indígenas. Fue un país arrasado por la violencia y de muchas maneras, afectando a los diferentes sectores sociales.


Lo ocurrido y los huesos nos lo demuestran, es que el horror se instalo en el medio urbano, que el silencio se adueño de los y las guatemaltecas y que en ese proceso, los medios de comunicación hicieron silencio, sino cómplice, sí fruto del miedo, del temor y la falta de ética periodística, especialmente de los dueños, que no supieron defender el derecho a la información libre y sin censura.


Hoy sabemos que no hay censura que dure toda la vida, que no hay miedo que resista tanto tiempo a la verdad y la justicia. Es lo que decía una inscripción en un muro de la ciudad citando al poeta nacional, Humberto Akabal: “Callamos mientras duro el miedo, ya esta pasando.”

Este proceso de travesía del desierto de la justicia en Guatemala, no es único pues forma parte de lo que pasó en otros países que años después han conseguido procesos de reparación y de justicia por los hechos de violencia extrema ocurridos en el pasado reciente. Es la historia de la guerra civil española paralela a la segunda guerra mundial, que ahora esta buscando los restos de sus víctimas. Ocurrió en Argentina, Chile, y otros países. Ahora es el turno de Guatemala.


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