miércoles, 14 de abril de 2010

LA ISLA

LA ISLA

Miguel Ángel Sandoval


La historia del horror y tragedia nacional no tiene limites, de ello se habla cada vez mas y de las maneras más diversas. Dio inicio con testimonios de los más audaces; adelante fue el momento de la ficción novelada o en poesía, o con expresiones en la música. Ahora es por la vía del cine, del documental La Isla de Uli Stelzner, realizado en los archivos de la policía nacional, encontrados hace unos tres años. Luego del fin del conflicto armado que asoló Guatemala durante 36 años, se pensó que era el tiempo de la verdad y la justicia, pero el asesinato de monseñor Gerardi puso una pausa en esa expectativa, lo cual fue subrayado por la negativa del gobierno de Arzú de recibir el informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico. Con ello los genocidas y los criminales descansaron, aunque no por mucho tiempo.


Luego fue el turno de las exhumaciones, en especial, las iniciadas no hace mucho en la Verbena, en donde varios pozos con cientos o miles de cadáveres insepultos, dan fe de la crueldad de la represión desatada en contra del pueblo guatemalteco y de manera especial de sus organizaciones populares. Lo que no pudo hacer la ONU vía sus organismos encargados como Minugua, lo hace ahora la sociedad guatemalteca que le apuesta a la verdad y la justicia de manera decidida, tenaz, desafiando riesgos.


Ahora es un documental de pocos recursos que con apego a la memoria guardada en los archivos de la Policía Nacional, así como a los trabajadores de lo que se conoce ahora como el archivo, algunos hijos de los desaparecidos o asesinados, con los ojos llorosos y la voz quebrada dan cuenta de esos años violentos. Sin acusar a nadie, sin estridencias, solo con la verdad en los ojos y la voz, dan rienda suelta a la historia nacional, al horror acumulado, a eso que increíble, ocurrió en Chile de Pinochet, la España de Franco o la Alemania de Hitler.


Lo doloroso es que cada muerte denunciada o contada, tiene fuentes documentales, datos proporcionados por la propia institución dirigida por los victimarios, y todas o casi todas, con una fuerte dosis de silencio llevado durante años. Es solo ahora que se inicia un proceso de ruptura del silencio, del miedo, y ello a casi 15 años del fin del conflicto armado.


La historia de esa época de ignominia esta reconstruida en sus grandes rasgos en el documental La Isla con apoyo de 80 millones de documentos. La intervención de los EEUU es expuesta. La participación de sectores empresariales o terratenientes, cobra vida en declaraciones documentadas. La máxima expresión de un genocida se presenta de cuerpo entero por su propia voz, con sus propios gestos en material de archivo de televisión, cotejado. Por ello recomiendo la presentación de este documental en reunión de gabinete, en el pleno del congreso, en las cortes. Es lo menos.

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