martes, 20 de abril de 2010

LO ILEGAL EN LAGUNA DEL TIGRE.

LO ILEGAL EN LAGUNA DEL TIGRE.

Miguel Ángel Sandoval


El clavo de la prorroga de un contrato petrolero con la Perenco está dando que hablar y todo por no respetar las mismas reglas que existen en el país y la constitución política. El contexto jurídico de 1985, fecha en que se firma el primer contrato petrolero con la Perenco, antes Basic y antes quien sabe, se hizo sin que existiera en el ordenamiento jurídico del país, protección a las personas y menos al medio ambiente. Es decir, se hizo con las leyes de un gobierno autoritario producto de un golpe de estado que impulsó en nuestro país una política de genocidio.


Eso es lo que los defensores de la ampliación del contrato con la Perenco, incluso algúna organizacion social despistada, no se detienen a reflexionar y superponen ideas superficiales a la noción de desarrollo y a la extensión de un contrato a todas luces ilegal.


Pero hay de manera adicional dos o tres leyes y compromisos de Guatemala que no existían al momento de la firma del primer contrato, y se trata, como veremos, de leyes de carácter internacional que nos comprometen de manera importante. Veamos: en primer lugar es años después que se suscribe la Convención de Humedales, en el año 1990 y ello no puede ser desconocido. Ni se pueden argumentar leguleyadas.


Adicionalmente, de entonces a la fecha se suscribió el Convenio 169 de la OIT que es ley nacional y cosa no menor, se firmaron los Acuerdos de Paz en 1996, que con todo lo controversiales que puedan ser, forman parte de una ley de la republica que los considera como un todo, legales y positivos.


Finalmente, con las normas de hoy, preguntarse si se puede o no se puede ratificar el contrato o si el mismo acepta prorroga, es totalmente ilegal. Adicionalmente en la época no existían las figuras delictivas para los delitos ambientales, pues ello no estaba suficientemente desarrollado, de la misma manera que no existía como ahora la noción del cambio climático instalado en el imaginario social del mundo, ahora globalizado.


Finalmente, hay un contrato caduco, el oleoducto esta obsoleto, y sobre estas bases no se vale argumentar una simple prorroga. Es a todas luces inmoral, ilegal y antiético. Por esas razones, mi oposición una vez más, al contrato petrolero en la Laguna del Tigre.

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