Letra con Filo
EL HAMBRE NO ESPERA
Es tiempo de tomar el toro por los cuernos. Hace falta unificar toda la institucionalidad agraria bajo un mando y orientación única.
En el año 2001 se hizo un escándalo al saber que en Camotán o Jocotán, la gente se moría de hambre. Las buenas conciencias se preocuparon y una amplia campaña nacional vio el día. Incluso gente de la iniciativa privada hizo gestos sorpresivos, aunque el gobierno de Portillo, no hizo mayor cosa. Hoy el asunto tiene otras connotaciones y es más grave. La denuncia del hambre es una especie de pulso político y no un llamado de alerta y cambio de rumbo, ante lo mal que andan las cosas en el llamado Corredor Seco y el país entero.
Y las previsiones son de espanto. Se dice que en Chiquimula, Jutiapa, Zacapa y Jalapa, hay riesgo para unas 270 mil personas. Sin embargo, fuentes de la FAO citadas por Plataforma Agraria, dicen que la hambruna puede llegar a unos dos millones de personas, con lo cual se estaría en condiciones para las cuales parecería que no hay salida, salvo el que la gente se muera de hambre. En este contexto, el primer encargado de la Oficina de Seguridad Alimentaria deja el barco y se va para su casa. El tema es de primer nivel y coincido con Plataforma Agraria en que se declare una emergencia nacional, se den recursos par enfrentar la crisis y se otorgue acceso a la tierra y otros recursos productivos a la población campesina. La situación es dramática.
Hay que entender que la hambruna se produce en medio de una crisis del capitalismo a nivel mundial, con fenómenos como el del Niño con la sequía que le acompaña y ahora lo sabemos, con la apuesta económica de los últimos años sin resultados, al grado que el Ministerio de Economía señala al TLC como un gran fracaso.
Es tiempo de tomar el toro por los cuernos. Hace falta unificar toda la institucionalidad agraria bajo un mando y orientación única. No se puede por más tiempo vivir en medio de la competencia de los funcionarios del MAGA, Prorural, SAA, Fontierra, Fonapaz, y toda la institucionalidad que no funciona y que entre ella misma, se pone zancadillas. A esto se debe agregar la urgente aprobación de la ley para el desarrollo rural integral, aprobar tribunales agrarios, y definir una política clara para el sector. Es lo menos.
La crisis alimentaria, si algo pone sobre la mesa, es que indígenas y ladinos sufren hambre por igual. Y si ahora vemos la atención concentrada en el corredor de oriente, no hay que olvidar que ello ocurre en el valle del Polochic, en Huehuetenango, San Marcos, y en el resto del país. No es casual que Cohesión Social haya escogido unos 40 o 50 municipios en pobreza extrema, ni que antes Segeplan nos hablara de dos tercios de los municipios en estado de calamidad.