EL DIALOGO EN SU LABERINTO
Miguel Ángel Sandoval
Este nuevo esfuerzo de dialogo, en el que estamos ahora inmersos, nació mal, torcido, sin fuerza. Y como sabemos desde niños y en la escuela, árbol que nace torcido… Todo porque el gobierno no supo convocar a los diversos sectores que conforman la diversidad nacional y para ajuste de penas, deja la impresión de que el tema toral de este esfuerzo político, que es lo fiscal, esta de antemano aprisionado por el CACIF. Este es el ajo del asunto. Después de la firma de los Acuerdos de Paz que contaban con todo el apoyo de la comunidad internacional y de un clima interno favorable, el dialogo de ahora como de las otras veces, parte de la idea de que el CACIF de buena manera, debe aceptar aumento de la tributación y dejar de lado la política del azadón. Es el sueño de que el tigre se lime las uñas y se vuelva vegetariano.
Ya los señores de la cámara del agro dicen a pleno pulmón que ni un centavo mas de impuesto y si no, que se atenga el gobierno a las consecuencias. Esto en otras palabras quiere decir que en este proceso el gobierno esta de manos amarradas, que si se quieren subir tres len de impuestos, hay que rogarle al cacif que los acepten, o de plano imponerlos, como ocurre en cualquier país civilizado cuando se aumentan impuestos. Pero además, los partidos políticos no se dan cuenta que con su negativa al incremento de la tributación, están en perspectiva, dando lustre a su propia estaca, pues no habrá quien sea capaz de levantar el tema fiscal si continúa como ahora, la perversión antifiscal. Esto nos coloca como sociedad en condiciones casi extremas.
Hace algunos años en España se llevaron a cabo los pactos de la Moncloa, que amarraron los hilos de la transición a la democracia posfranquista. En esos multicitados pactos, mas allá de una idea genérica de la democracia, lo mero principal fue el acuerdo sobre una nueva fiscalidad en España. Si para algo sirvieron la Moncloa y sus compromisos, fue para iniciar una política fiscal moderna acorde con los tiempos de Europa. El resto puede ser accesorio, entre lo cual una especie de moderación de los partidos políticos, mesura en la prensa, o las autonomías
Hoy en Guatemala, se discuten acuerdos comerciales con el mundo, se habla aunque cada vez con menos intensidad, de la globalización económica, pero lo que no se acepta es discutir el asunto fiscal, pues Guatemala es diferente, y en la finca no hay ni de lejos problema con lo fiscal, en la finca ni de lejos se puede hablar de la relacion capital trabajo, ni se puede discutir sobre la urgente distribución de la renta. Como guate no hay dos, carajo. Somos el último país en tasa tributaria del continente, y ahora sin Haití.
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